Ya desde bien pequeño fuiste todo lo trasto que yo nunca fui. Te llevaste todos los guantazos que yo hábilmente esquivaba por mi bondad y saber estar. Pero majo, es que hacías muchos méritos para ganarte regañinas, azotes, capones, tirones de oreja o zapatillazos en el culete, porque….
…rompiste tres cristales de los que cubrían la mesa antes de cumplir los 4 años!! (y hablamos de cristales de más de 1 metro de diámetro y unos cuantos kg. de peso!!
…tenías cierta habilidad por meter las cosas más insospechadas dentro de la olla con la leche recién comprada al lechero, como por ejemplo, un racimo de plátanos, las botas de agua llenas de barro, etc.
…dudoso de la fiabilidad de las calculadoras japonesas, decidiste hacerle una prueba de esfuerzo, te levantaste de la mesa, cogiste la calculadora de un cajón y la metiste, con toda la tranquilidad del mundo, en la jarra de agua.
…concienciado de que el mejor jabón para lavarse era el tradicional jabón de sosa, librabas una cruzada contra los geles y champús industriales vertiendo TODOS los botes que encontrabas en el baño por el desagüe de la bañera.
…tu sitio en el coche era justamente el situado entre los dos asientos delanteros, y la defensa que hacías de el era feroz. Creo que aún me duele el bocado que me pegaste en el brazo izquierdo al ver que yo había usurpado tu sitio (no me arrancaste el trozo de milagro).
…al más puro estilo de los visigodos, intentaste quitarme de en medio para poder ser declarado heredero universal de los bienes familiares. El plan era abrirme la cabeza con cualquier objeto contundente que encontraras a mano y que pudieras manejar con la fuerza propia de un crío de 5 años. El cenicero de bronce macizo con la efigie de Isabel la Católica fue un buen intento, pero insuficiente. El super-enchufe del brasero eléctrico, gordo como un puño, fue otro de tus métodos, lanzado a mi cabeza como si de un cowboy manejando el lazo se tratara, pero tampoco surtió efecto. El tercer intento con una baldosa de patio, de dos centímetros de grosor, fue tu último cartucho, que tampoco resulto eficiente. Era y sigo siendo Tauro y que te voy a decir, la cabeza la tengo más dura que el hormigón. Solo conseguiste hacerme tres brechas, algo de sangre pero sin más consecuencias.
…también eran habituales las pequeñas sorpresas que con tu/mi primo me tenías preparadas para ese bonito y entrañable momento de despertar en un nuevo día, aunque yo no terminaba de entender las carcajadas que os producían el despertarme a librazos en la cabeza, atizándome con volúmenes del grosor de “El Quijote”, “Guerra y Paz” o “Las 1.000 mejores recetas de la cocina castellana reunidas en un solo volumen”
…los animales que pululaban por la casa tampoco se libraban de tu maldad (o bondad inocente e infantil, según tu versión). Recordemos cuando tu intención era machacarle la cabeza a la gata con un martillo, siguiendo una serie de pautas:
1. Buscar al gato por el patio
2. sujetar al gato de manera que ofreciera de manera amable su cabecilla
3. coger el martillo con una mano, mientras que con la otra sujetabas al felino, que empezaba a olerse lo peor
4. soltar al gato para poder sujetar el arma ejecutora con las dos manos y dar el golpe fatal, con la consiguiente huida del animal atemorizado en cuanto se veía liberado de tus zarpas. Como este paso siempre se repetía, era necesario volver una y otra vez al paso 1 y empezar de nuevo. Un bucle y espiral de maldad reunidas en un mocoso de 5 años….
…y la que más me dolió en su momento, la que ahora recuerdo y no me queda otra que reírme, pero que me hizo polvo aquel día: cuando te acercaste a mamá y le dijiste con total extrañeza: Mamá, la tórtola se ha vuelto tonta… y la pobre tórtola no estaba tonta. La pobre tórtola estaba tan feliz picoteando bichos por el patio y tú, con toda tu inocencia y poco control sobre la fuerza, la agarraste del cuello sin controlar la presión y la asfixiaste. La “tontería” y “sosería” del pájaro era que colgaba floja de tu manita, con los ojillos cerrados y el pico entreabierto...que pobre tórtola, como me acuerdo de ella!!!
Pero evidentemente, de quien más me acuerdo en este momento es de ti, Adri. Hoy hace exactamente 2 años que te embarcaste en un fabuloso viaje por toda la eternidad, hacia mundos inimaginables para los que todavía estamos aquí esperando ese momento que nos llegará algún día. A ti te tocó muy joven, y sigues siendo un chaval que mañana cumplirá 27 fabulosos años. La verdad es que como compañera de viaje tienes a alguien tan especial como nuestra madre que, casualidades y enigmas de la vida, hoy hace 4 años que ella decidió que ya estaba bien de sufrir y se fue para siempre de nuestro lado, pero no de nuestra memoria.
Comparto mi vida y mis sueños con los que me rodean por aquí, pero vuelvo a decir lo que dije en mi primer post: TODOS los triunfos que consiga en esta vida irán siempre dedicados a vosotros. Os quiero. Hasta siempre.